No hay idea pequeña

By febrero 22, 2018Pulsaciones
Ideas pequeñas, un texto basado en un artículo de Jim Kallbrach

No hay organizaciones con problemas reales de creatividad. Sienta a varios profesionales en una mesa, crea el ambiente adecuado y en un par de horas tendrás más ideas de las que serás capaz de implementar en tus años como responsable de innovación, project manager o director de marketing.

Muchas organizaciones no tienen sequía de ideas, más bien tienen una inundación que les satura. Este mal lo causa una visión darwiniana por la cual las mejores ideas deberían flotar por sí mismas: que si sacas cien ideas, diez serán buenas y una será la que necesitas. Suena a dogma y mucha gente lo interpreta como tal.

Dinámicas enemigas de las ideas

La ideación es un proceso social. Y en tanto que proceso social está afectado por las dinámicas personales dentro de una organización. Una de esas fuerzas es el miedo a lo desconocido. Nadie va a apostar su presupuesto, equipo o carrera en un experimento cuyos resultados son difíciles de predecir o sin ver un producto terminado.

Michael Schrage, profesor del MIT y autor de The Innovator’s Hypothesis va más allá afirmando que las buenas ideas son enemigas de la productividad porque centrarse en ellas es malo para gestores y para los negocios. Habla de los ideaholics, de los adictos a tener la próxima gran idea. Yo me confieso miembro de este colectivo: siempre buscando novedades y con ciertos problemas para centrarnos en lo presente y trabajar en la implementación (qué bien que mis compañeros me mantengan con los pies en la tierra).

Los ideaholics son adictos a las grandes ideas por Jim KallbachIdeas patito-feo

Los ideaholics vivimos deslumbrados por grandes ideas que distraen nuestra energía de las ideas patito-feo que se podrían convertir en cisnes si se les diera la atención adecuada. Nos fiamos mucho del valor aparente de conceptos anotados en post-its pero es imposible reconocer el potencial de una idea cuando solo es un garabato, una locura, una propuesta, una frase. Damos por hecho que veremos un momento aha cuando algo encaje aunque nadie sabe cuándo ni cómo pasará eso.

Scott Berkun en The Myths of Innovation pone como ejemplo el primer vuelo de los hermanos Wright: solo lo vieron un puñado de personas y les llevó seis años vender el primer aeroplano. Nadie vio allí una industria multibillonaria. En efecto es muy difícil reconocer una idea realmente grande en sus orígenes.

No hay ideas pequeñas, pues. Lo que realmente las hace grandes es la capacidad de prototipado, validación e implementación y la capacidad de validarlas rápidamente. Para ello hay que trabajar pensando en los beneficios e incorporando la gestión de proyecto en las fases creativas tempranas para evitar que todo eso se quede en unos post-its en la pared.

En este artículo de Jim Kallbach en Hackernoon encontrarás más sobre este tema y algunos consejos para implementar en tu organización y buscar esa innovación práctica, entendiendo que un post-it nunca es suficiente para tomar una decisión de negocio.

Oscar

Author Oscar

More posts by Oscar