
Escuché hace poco a Alejandro Dolina decir que la juventud consiste en salir a buscarse problemas. No en resolverlos, sino en buscarlos. Encontrar problemas (complejidades, desafíos, incomodidades, etc.) allí donde otros no los ven. Que envejecemos cuando empezamos a evitar los problemas.
Con la estrategia pasa lo mismo: la buena estrategia va de salir a buscarse problemas. De meterse en zonas complejas, arduas, inexploradas… dolorosas. Las empresas que solo buscan evitar los problemas, envejecen pronto, y envejecen mal. Se vuelven mediocres, grises y defensivas. Hasta que desaparecen o son sustituidas por otras que han tenido el coraje de enfrentarse a problemas nuevos.
Las estrategias vigorosas y robustas, las que cambian partidas, son las que ven problemas allí donde nadie había visto nada hasta ahora. Las que persiguen la anomalía, aquello que no funciona como debería. Detectar -y aún más: crear- problemas es la forma de construir estrategias innovadoras, únicas y singulares. Que es la única forma válida de estrategia.
La estrategia es un músculo que se atrofia si no lo sometemos a una dosis regular de esfuerzo y estrés. Y los problemas son los que crean la complejidad necesaria para entrenar la estrategia.
Salid a buscar problemas.